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martes, 25 de abril de 2017

Poema acróstico dedicado a doña ANA MARÍA LÓPEZ Y PÉREZ, de Santa Elena






ANA MARÍA LÓPEZ Y PÉREZ




Aún en noches cerradas, el viento susurrando,

Noches de tormenta, truenos, oscuridad, silencio,

A un lado la soledad, al otro lado el miedo.



Mostrarse como eres, sentir a pesar del lamento,

Acechan las sombras, acuden los viles desacuerdos.

Risas que se perdieron en un lejano recuerdo,

Invadidas por las pesadillas. Ya no existen los sueños.

Antes fueron penumbras, ahora parece que despierto.



Las noches asoman su velo, ya no susurra el viento.

Oímos el canto del grillo, del halcón sentimos su vuelo

Penachos que cubren mi rostro, que forman mi cuerpo.

En esta mañana de luz, con los sonidos abiertos,

Zénit de mi vida, maestre en campo del sentimiento



Y lo que eran tormentas, truenos, oscuridad, silencios



Poco a poco se diluyeron las sombras, las pesadillas,

Emergieron los sueños, las risas, la emoción, los juegos.

Realmente la Felicidad existe, no es quimera, no es ilusión;

Era acaso un ideal, un espejismo, un delirio o ficción.

Zafiro de una olvidada época que el presente, por fin, restituyó.





Por Manolo Ozáez






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