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viernes, 26 de febrero de 2016

MIRAR HACIA OTRO LADO

En este artículo me gustaría adentrarme en aspectos socio-económicos, a grandes rasgos, que podrían ser origen y causa de la situación tan lamentable de la economía bailenense y la precariedad galopante a la que estamos sometidos la clase trabajadora. También me gustaría hacer una reflexión en voz alta de cuales podrían ser algunas soluciones y cuales de las medidas del actual equipo de gobierno local podrían ser contraproducentes.

Si partimos de la base que la economía bailenense se nutría directa e indirectamente del oligopolio del sector industrial relacionada a la fabricación de ladrillos y derivados , base fundamental del desarrollo de Bailén y de las economías domésticas, su "hecatombe" ha dejado un pueblo, que si no fuera por las ataduras hipotecarias y la posibilidad de SOS familiares sería lo más parecido a la aldea de Zocueca.

Siguiendo esta línea argumental, mi análisis se centra en dos factores productivos básicos, capital y trabajo, y en un agente económico que debería ser el más protegido, no por su importancia en el flujo de la economía sino por ser el más castigado en ciclos de recesión, que son las economías domésticas.

Si hacemos caso de la teoría keynesiana de los ciclos económicos y la propaganda continua del actual gobierno neoliberal que defiende que la crisis está superada, la fase a la que se enfrenta la sociedad para superar las penurias a las que  estamos siendo sometidos, se deberían empezar a cimentar en políticas económicas expansivas, aumentando el gasto público y reduciendo impuestos, sin embargo me quedo perplejo como el actual gobierno local quiere aumentar el IBI en un 10%. Cierto es que las competencias locales en política impositiva y recaudatoria son escasas, pero si las que tienen , no las utilizan bien, flaco favor hacen a las familias.

Desde mi punto de vista no creo que la reconstrucción económica y empresarial de Bailén deba basarse en subidas de impuestos o centrar todos los esfuerzos en proyectos como la apertura de un geriátrico ( positiva pero insuficiente), sino en proyectos decididos y de una obviedad clara como es la regeneración del tejido industrial y la búsqueda  de nuevos proyectos empresariales NO relacionados con el ladrillo. Entiendo que son proyectos fáciles de teorizar pero complicados de plasmar pues requiere un esfuerzo brutal de los gestores locales y que Bailén se convierta en un sitio atractivo para que nuevas empresas quieran situarse en nuestro pueblo e invertir en ellas. En este punto, tenemos a nuestro favor la capacidad inmensa de trabajo del bailenense y nuestra situación geográfica  pero en contra la manera de pensar del empresario y del trabajador, que necesitan un cambio radical.

Por parte del empresariado es más complicado de cambiar, el ansia desmedida de maximizar beneficios unida a la elevada tasa de desempleo está llevando al empresario de Bailén a cometer actos deleznables propios del tercer mundo, pero la llegada de nuevas empresas podrían obligarlos a "cambiar el chip", pero lo veo difícil.
Por parte del trabajador bailenense tampoco es fácil. Aquí entramos en una cuestión social muy compleja y enquistada a lo largo de décadas. La sistematización consentida del trabajador está generalizada y sus deseos de satisfacción por mínimos es un hándicap casi insalvable a la hora de romper barreras. Incluso en épocas de bonanza económica , cuando todos pensábamos que eramos burgueses acomodados, mirábamos hacia otro lado.

Si estos factores fueran modificados, nuestros representantes públicos se pusieran las pilas y con el esfuerzo de tod@s pienso que quizás mi querido pueblo se pueda levantar del coma.


Francisco Castillejo de Haro (Estudiante de Ciencias Políticas y afortunado casi mil eurista)

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