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viernes, 23 de septiembre de 2011

MI PRIMA LA VIKINGA. Extraido del blog "Agudiario", de Antonio Agudo, redactor de COPE JAÉN y colaborador de B.I.



Eso vas y se los cascas a mi prima la vikinga. A mi prima la del riesgo que me tiene descontrolado el euribor y acojonado al tío del ibex que no para de escribirme cartas a través de la caja de ahorros: “paga lo que debes gañán. No te das cuenta que esto se hunde”. Y una ¡mierda! (o como diría mi broquer de confianza a través de conferencia por el “esquipe”: ¡DAMNED BULLSHIT!) reflexiono ante el vacío que se abre a mis pies y en mi cuenta corriente que se ha vuelto extraordinariamente profunda. Como un agujero negro de esos que atinó a imaginar Jauquins desde su silla de ruedas atascada por la hiedra venenosa de unos brotes verdes que lo han dejado varado en el aro del paro haciendo bailar el julajop delante de esta patulea de derrochadores que se han gastado el manso, el bravo y hasta el prestigio del toro Ratón en sus cosas diciendo que eran para nosotros… y ya ves que las grúas y las apisonadoras y las traíllas se han parado en tantas y tantas AES Treintaydos que han alejado, aún más todavía de Jaén, el horizonte levantino.


Para colmo la agencia “mudis” me ha rebajado el reiting de mi capacidad de sorpresa asistiendo al harakiri en cámara lenta que se está haciendo el PSOE capitalino con la catana afilada de la lista electoral dejando al partido como a Bilbo Bolsón, disperso como poca mantequilla en demasiado pan en esta tierra mediada de aceite. El mismo óleo vital que lubrica el motor del alcalde de la capital que acelera como un Jambi por la autopista de Basora sabiendo que la exposición de la oposición pública es tan inexistente como los arsenales de armas de destrucción masiva de Sadam. Obstáculos plenarios que están tan parados como el tranvía hipnotizado por el orín que va cubriendo las catenarias en las que cuelgan las camisetas los indignados de Primayor a los que han frito a multas por no cumplir la norma o no tener perro ni flauta ni discos de Macaco.


El veranillo de San Miguel, el “indian summer” que dice mi “personal shopper”, crea el espejismo de una normalidad que ya no existe. Esto se hunde mientras la orquesta del Titanic toca el chiringuito del maestro Georgie Dann y las facturas se amontonan en los botes salvavidas poniéndome en riesgo a mi prima la vikinga de Dusseldorf que me prometieron que iba a colocarme a la niña que está terminando un master, especialidad en landers, que todavía le debo a la caja, sin fondo y ya sin mis fondos, de ahorros

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