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jueves, 31 de marzo de 2011

Aunque pueda parecer...

Aunque pueda parecer que es una burda forma de seguir la moda, lo cierto y verdad es que nos sentimos tristes ante la situación que vive el país amigo, aunque lejano, de Japón, como consecuencia del gran terremoto de principios del mes de marzo y el posterior tsunami que barrió la isla en su parte nordeste.


Tanta muerte, tanta miseria, nos conmueve, como nos han conmovido otros episodios trágicos en otros paises más o menos civilizados, más o menos desarrollados, ni más ni menos.


Tal vez por ese espíritu tranquilo de los japoneses, casi resignado podríamos decir, es por lo que algunos nos sentimos más cercanos en su dolor, más dolidos. Y ahora, por momentos, la situación se les complica sobremanera con las fugas de plutonio y radioactividad en las centrales nucleares dañadas: ¡que no es moco de pavo! Una tragedia, tragedia que no solo afecta a los japoneses en general, y a los habitantes cercanos a la zona siniestrada, en particular, sino que trasciende sus propias fronteras, a través de la contaminación del mar, de la atmósfera, por los alimentos, por los animales infectados, por las personas expuestas. Y, por lo que decían hoy en las noticias algunos expertos, porque las fugas radioactivas pueden afectar a las personas y a la naturaleza, durante más de 24.000 años (¡casi nada!).



Por ello, y egoistamente por nosotros mismos, por nuestros hijos, nos solidarizamos con las víctimas japonesas recientes, y por su espíritu tranquilo y sereno que a buen seguro les permitirá salir de esta crisis con la cabeza alta, aunque con el rostro arrugado.




LA ASOCIACIÓN CAECILIA

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