Alucinado es la palabra concreta

Me quedo alucinado cuando leo -o escucho- las palabras del Alcalde de Bailén, Bartolomé Serrano, exclamando que no hay correspondencia en los gastos que el Ayuntamiento soporta en materia de educación, competencia de la Junta de Andalucía. Me quedo alucinado porque hacía mucho tiempo, tal vez 35 años, es decir, predemocracia, en que un cargo público no se quejaba públicamente de los beneficios que comporta una mayor educación de nuestros jóvenes. Me quedo alucinado y pienso que es muy probable que no haya medido sus palabras, porque estas se vuelven en su contra, precisamente de él que suponíamos que era maestro y que cobraba de la Junta de Andalucía. Alucinado. Es posible que diga igual de la cultura, del deporte, y de cientos de cosas más que deriva a la deriva hacia otras Instituciones, escurriendo el bulto.