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viernes, 26 de marzo de 2010

AL LIMÓN

Tómate tu tiempo
entre monjes y abadías,
llenas de la decadencia
y las penas mías.

Poniéndote un ejemplo
desnudando la letanía,
desterrando la obediencia,
del terror a la alegría.

Fulgores del pasado
entre cenizas y caricias,
hoguera apagada por olvido.
Avaricias consumidas
por caprichos del destino.

Y de las vueltas de la vida
se aprende con más tino
que las flores entre estiércol
más resplandecen con el tiempo.
Llévate las hojas
de los tristes versos
de los dibujos, de las cosas...

Despréndete de los besos
que son agua estancada, pozas
del manantial que está seco.

Mutílame los pétalos de la flor,
arráncame los brazos del cuerpo
y de la sonrisa, quítame la voz.

Pero recuerda mi cara
tras cruzar esa muralla,
amarga voz que me acorrala
en tus noches de batalla.

Rememora mi cuerpo en tus brazos,
recuerda mis besos en tu pecho
y dime adiós, dame un abrazo.
recuerda lo que hiciste y has hecho.
Principio y confines
de un largo trecho.


Por Miguel Angel Perea y May Olivares

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