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lunes, 15 de febrero de 2010

Eutanasia para el Centro de Mayores.

Alrededores llenos de escombros.

Goteras, suciedad, malos olores, ruina y destrucción.

No me atreví ni siquiera a entrar por si se caía el edificio en ese momento.

Cualquier fotografía es el pálido reflejo de la miseria real.

Esto sólo lo arregla el photoshop.

Una de las mayores crueldades del ser humano es abandonar en la estacada a un ser anciano. Un padre, una madre o un ser querido que nos ha cuidado y cuya recompensa al cariño y al cuidado de su prole merece el desprecio o abandono más absoluto.

Los geriátricos son centros donde los mayores que no quieren o tienen donde vivir, reciben todo tipo de atenciones: sanitarias, sociales, alimentarias, de educación o higiene, pero ¿quién cuida de los geriátricos abandonados, quién se encarga de cuidar las instalaciones, de que tengan un mínimo de higiene?

Este que ven en las fotografías es el caso más grave de personificación de un edificio. Un edificio que estaba destinado a ser hogar de ancianos y que él mismo se ha convertido en un anciano. Como Jhonny Weismuller se creía Tarzán este geriátrico se ha convertido en un viejo. Como el perro que se parece a su dueño y cómo los que duermen en el mismo colchón, que al final se vuelven de la misma condición. Pues este edificio que no tiene ni diez años y que se ha transformado en aquello a lo que iba destinado a albergar, continente convertido en contenido, como si alguien quisiera ver el Guernica y fuese al pueblo en vez de ir al Reina Sofía, y quienes fueran, en vez de ir al Museo fuesen a ver a la esposa de Juan Carlos I.

Todo esto me recuerda a lo de las perlas que se convierten en dientes y dientes que se convierten en la dentadura postiza de tu boca. Pero dejemos los típicos ejemplos de figuras literarias para próximos eventos, y acabemos con la semblanza de este edificio en franca decadencia...

Cada día, para ir a trabajar, paso por delante de este edificio y se me cae la cara de vergüenza al ver en que estado ruinoso y de abandono se encuentran las instalaciones que estaban destinadas a albergar al geriátrico de nuestra ciudad.

¡Cómo se puede permitir el robo, abandono y la desolación de todo este edificio! No entiendo cuando van a retomar las negociaciones para que este asunto vuelva a estar en el candelero, o directamente porque no lo dinamitan y lo vuelan por los aires. Sería como aplicarle una eutanasia a un enfermo terminal, ya que no lo cuidan, por lo menos que se le otorgue una muerte digna. ¡Eutanasia para el Centro de Mayores!

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