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miércoles, 25 de noviembre de 2009

El aroma de un buen café con compañia

A riesgo de parecer uno de esos típicos chistes del inglés, francés, alemán y español, os diré, amigos, que ni el café denso y puro de San Telmo, ni el excelente café oriental de Turquia, sino un café en un rinconcito de la región francesa de Aquitania, un pueblo llamado Periguex, a unos 50 kilómetros de Burdeos.

El aroma embriagador que nada mas pasar por la puerta recibia mis sentidos, eran inversamente proporcional al pequeño tamaño de la cafetería.Fue en un viaje de intercambio cultural estudiantil entre los alumnos de los institutos de Bailén y Periguéx, donde estudiabamos 2º de B.U.P. (Bachillerato Unificado Polivalente,o sea el antiguo Bachillerato), a principios de los 80.




Lo cierto es que siempre recordaré ese olor que si bien representaba olfativamente la plenitud del gozo, lo superaba aún más la buena compañia, unas rubias francesitas que (con permiso de mi mujer) quitaban el sentido al más pintado de nosotros.

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