Tal vez estemos presenciando el final de la escritura, ese arte que utilizaba la tinta y la destreza de la mano para crear las formas armónicas de esos símbolos a los que llamamos letras. Un final lento pero inexorable que empezó con la imprenta de Gutemberg y que ahora, quinientos sesenta años después puede que concluya con esta revolución tipográfica. ¿Para que sirve la escritura a mano?, ¿por qué nos esmeramos tanto los maestros con la belleza y el cuidado de la caligrafía de nuestros alumnos?
¿Acaso se utiliza en la vida adulta o profesional la caligrafía para algún documento importante o para la publicación de libros?
No.Ni siquiera ya lo camareros apuntan sus comandas a mano, hoy se hace todo con una computadora, una PDA o con un Sms.
Los alumnos utilizan el ordenador en las aulas cada vez más horas en detrimento del tiempo que se dedica a las viejas libretas escolares. ¿Es bueno o malo que los alumnos le dedican cada vez menos al lápiz y al bolígrafo, y cada vez más a la mecanografía o a la informática.?
No es un tema baladí al que nos enfrentamos, si consideramos que el futuro de nuestra sociedad está totalmente ligado a los procesos de enseñanza y aprendizaje y a la adaptación de nuestra cultura a los tiempos que corren.
Según Isaac Asimov uno de los mayores lastres de la antigua cultura egipcia fue la complejidad de su escritura jeroglífica y la terquedad de este pueblo a cambiar su sistema de escritura frente al avance del moderno y rápido sistema alfabético de los romanos. Una civilización que se vino abajo, entre otros motivos, poque no supo adaptarse a los nuevos tiempos.
Otro imperio tan antiguo como
Quizás este fenómeno se reproduzca a partir de ahora con los próximos escolares andaluces (escolares 2.0) y puede que en un futuro no muy lejano haya más alumnos que ignoren la manera adecuada de coger un lápiz o que sean incapaces de encadenar las sílabas escritas a mano para formar palabras. En ese futuro no tan lejano sólo cogeremos el bolígrafo para firmar, y eso si.... quizás, el bolígrafo sea digital… al igual que la libreta, la pizarra y el ebook.
En ese futuro, escribir con bolígrafo o con lápiz será una excentricidad de ancianos o un raro oficio artesanal (hand-made) que las autoridades se encarguen de rehabilitar con algún taller municipal de caligrafía o con un curso de 20 horas en la escuela de ocio y tiempo libre.
Tiempo al tiempo. Esperemos que dentro de unos años sigan vendiendo bolígrafos y lápices de escritura, de esos viejos, de toda la vida.
Miguel Ángel Perea
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