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lunes, 17 de agosto de 2009

El último encargo

2.-Le habían seguido, de eso no cabía la menor duda. Pero aún existía la posibilidad de que no encontraran la vivienda exacta. Desde la ventana observaba como un descuidado vigilante rondaba por delante de la fachada del edificio sin preocuparse por la discreción. Sólo podría escapar por esa puerta y debía hacerlo antes de que llegaran los demás. De repente un ruido sordo lo sorprendió y como por ensalmo el vigilante cayó de rodillas para terminar con su cara contra la acera. Estaba muerto. Alguien le había brindado la oportunidad de escapar aunque con un muerto a sus espaldas. Empezaba a creer que no había sido tan buena idea aceptar aquel último encargo.

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