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jueves, 19 de marzo de 2009

PROFESIONES QUE APARECEN EN EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA


Nicolás Manuel Ozáez Gutiérrez es Graduado Social Colegiado desde el año 1987, Mediador de Seguros y Agente de la Propiedad Inmobiliaria. Ha cursado estudios de Sociología y Ciencias Políticas. Tiene publicados tres libros de poemas y colaborado en varias ediciones con otros colectivos de poetas de Andalucía. Ostenta el Premio Provincial y Nacional "Federico Mayor Zaragoza" de poesía. Durante cuatro años fue Vocal de la Cámara de Comercio e Industria de la provincia de Jaén y Teniente Alcalde en el Ayuntamiento de Bailén, siendo actualmente Secretario de la Asociación Cultural Caecilia, que edita la revista mensual Bailén Informativo en la que colabora como redactor desde el año 1982 y miembro del 3º Regimiento de la Artillería Real de Sevilla, perteneciente a la Asociación Histórico Cultural General Reding, entidad que recrea los hechos históricos de la llamada época napoleónica.

"EL INGENIOSO GRADUADO DON QUIJOTE DE LA MANCHA"

Sin duda alguna, en el aspecto intelectual, el 2005 será recordado como el año del 4º Centenario de la publicación del Quijote, por sus celebraciones, sus exposiciones por el mundo, por el estudio de la obra cervantina en todas sus vertientes. Personajes de cualquier ámbito profesional, intelectual, político incluso, se han sumado a opinar sobre lo que representó el Quijote para su época y las generaciones posteriores. En un artículo periodístico de 17 de septiembre último se destacaba el hecho de que "…más de una docena de expertos en diversas materias científicas analizan el estado de la navegación, la astronomía, la medicina o la minería en la España de Cervantes…", por ello, en referencia al artículo publicado en el número 17 de la revista Collegium, firmado por Tomás de la Torre Lendínez, me parece a mí en mi modesta opinión que el presidente del gobierno español, sea del partido o de la ideología que sea, está más que legitimado para opinar sobre el Quijote, aunque solo sea de forma institucional por el cargo que ocupa. Es más, está obligado a opinar sobre El Quijote precisamente en los fastos del 4º Centenario de su publicación, caso contrario ya nos ocuparíamos de criticar aviesamente tan fatal olvido. En los demás comentarios, hay opiniones para todos los gustos, como es evidente - gracias a Dios- en nuestra sociedad democrática, pero nunca descontextualizar los hechos de la famosa batalla de Lepanto y las penurias de don Miguel de Cervantes comparándolos con una posible "alianza de civilizaciones" actual entre el occidente desarrollado y el oriente abandonado; poniendo un punto y seguido en este asunto por cuanto el objetivo de la lectura del Quijote, en mi caso, es diametralmente distinto al hecho político - que también es y será objeto de análisis- sin duda alguna.
Releyendo "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", de Miguel de Cervantes Saavedra, edición de Alba Libros, SL de mayo del 99, con I.S.B.N. 84-89592-15-2, después de más de veinte años desde su última lectura - obviamente se trataba de otra edición del Quijote -, se me ocurrió que algo podría aportar este célebre cuento - porque así fue urdido inicialmente - que a la postre se convirtió en una gran novela, a nuestra profesión de Graduados Sociales. ¿Qué podríamos exprimirle nosotros, nuestro colectivo, que no se hubiera ya ingeniado en los 400 años anteriores? Buceando en Internet comprobé, hasta donde alcanzó mi google, que nada se había escrito -aleluya- sobre las profesiones que aparecen en el libro de Cervantes. Lo siguiente fue comentárselo a nuestro amigo y director/coordinador de la revista Collegium, Juan José Ruiz Ciriza, enamorado de las relaciones laborales en el contexto histórico, y que nos ha dado innumerables muestras de cómo la interrelación ciencias del trabajo e historia se convierten, con una pluma ágil e irónica, en divertidas e ilustrativas y no sólo para el colectivo profesional, sino incluso para el público que accede a nuestra revista ávido de información. Pero lo más sorprendente es la cita que encuentro en la página 417-418 sobre Don Quijote que retrata la forma de ser de nuestro colectivo con todo lujo de detalles: "… os prometo mi favor y ayuda, como me obliga mi profesión, que no es otra si no es favorecer a los desvalidos y menesterosos… deshacedor de agravios, enderezador de tuertos, el amparo de las doncellas, el asombro de los gigantes y el vencedor de las batallas…". Y en las págs. 420-421 continúa: "…acometedor de peligros, sufridor de afrentas, enamorado sin causa, imitador de los buenos, azote de los malos, enemigo de los ruines; en fin: caballero andante ". En fin: graduado social.
Releí y fui subrayando profesión a profesión hasta concluir en la página 892 que cierra esta edición del Quijote con la cita: "Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere, y yo quedaré satisfecho y ufano de haber sido el primero que gozó el fruto de sus escritos enteramente, como deseaba, pues no ha sido otro mi deseo que poner en aborrecimiento de los hombres las fingidas y disparatadas historias de los libros de caballerías, que por las de mi verdadero Don Quijote van ya tropezando, y han de caer del todo, sin duda alguna. VALE". Y en este instante me viene al pensamiento que en miles de ocasiones hemos escuchado el famoso inicio "En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor" pero cuan pocas veces hemos oído el final, ¿no será que la mayoría de los mortales lo empezaron a leer y que muy pocos lo coronaron? - perdonad si en algún momento me expreso con cierto rintintín de castellano antiguo, pero la influencia me puede por momentos -.
Existe otro elemento que me mueve a investigar precisamente este año (en el 2005) en "El Quijote", y viene relacionado con una de las profesiones que tuvo Miguel de Cervantes, y que guarda estrecha relación con nuestra actividad diaria, que fue la de recaudador de impuestos, no la única, ya que también fue militar como es sabido de todos, perdiendo incluso un brazo en la batalla de Lepanto; que estuvo preso en Argel, y como nos dice el profesor Manuel Fernández Álvarez en Babelia, El País, sábado 1 de Octubre de 2005, a la pregunta de ¿Hasta qué punto fue Cervantes un hombre de su época, de aquella España imperial de Felipe II y Felipe III?, el profesor contesta: "Lo fue sin duda alguna. Es más, el escritor quiso ser un personaje más activo, participar más en los acontecimientos de su tiempo porque creyó que tenía un papel a cumplir en la milicia o en la Administración" Y en otro pasaje nos dice que "…Cervantes es un hombre muy inquieto, muy curioso, que viaja muchísimo y que al principio no sabe bien cómo utilizar su don natural para la escritura". Y permítanme la licencia pero en el personaje Cervantes, autor del Quijote, y por supuesto en la propia novela, de los que ciertos capítulos podemos considerar que son extraídos de su propia experiencia personal, de sus viajes, de su cautiverio en Argel, de su profesión militar y si me apuran de su conocimiento de las gentes y las distintas clases sociales por su condición de recaudador de impuestos, vuelvo a encontrarme infinidad de similitudes con nuestra profesión de expertos en las relaciones laborales, que en definitiva no son otra cosa que las relaciones humanas y sociales en las que aquellas se basan. De ello nos encontramos numerosas muestras en El Quijote, como también nos encontramos pasajes en los que nos cita pueblos y comarcas de nuestro Jaén que más adelante reproduzco.
La novela es todo ello e infinidad de cuentos e historias en sí misma, un manantial de refranes bajo la batuta de Sancho, de los que os adelanto algunos diamantes que aparecen en la página 184: "Ni yo lo digo ni lo pienso; allá se lo hayan; con su pan se lo coman; si fueron amancebados o no, a Dios habrán dado la cuenta; y de mis viñas vengo; no sé nada; no soy amigo de saber vidas ajenas; que el que compra y miente, en su bolso lo siente. Cuanto más, que desnudo nací, desnudo me hallo: ni pierdo ni gano; mas que lo fuesen, ¿qué me va a mí? Y muchos piensan que hay tocinos y no hay estacas. Mas ¿quién puede poner puertas al campo? Cuanto más, que de Dios dijeron", o en la página 560: "…que tanto vales cuanto tienes, y tanto tienes cuanto vales. Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener…", O el que nos encontramos en la 644-645 que es pura filosofía de la vida misma: "…por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del Papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro, que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacen ajustar y encoger, mal que nos pese y a buenas noches". Aunque también don Alonso Quijano se nos va de refranero por peteneras en más de una ocasión, compruébenlo: "Yo, Sancho, nací para vivir muriendo, y tú para morir comiendo" (801).
Es un goya de su época pintado desde la perspectiva de una objetividad camuflada de buenos modos e historias divertidas que no levantara suspicacias ante el estamento de la Inquisición, muy en boga en la época, no se nos olvide que se vivían guerras santas contra el Islam. Lo cierto es que el trabajo que empecé como una simple búsqueda de profesiones, por otra parte reconozco que no demasiado complicado para quienes amamos los libros y buscamos una excusa para acercarnos nuevamente al Quijote, se convirtió en nuevos proyectos al ir encontrándome pasajes, párrafos y textos con los que estudiar un período de nuestra historia desde la perspectiva de las relaciones laborales, jurídicas, profesionales e incluso fiscales. Ello me llevó a recuperar en notas y resúmenes un total de 47 páginas en mi ordenador, incluidas las dedicadas a las profesiones, por lo que a buen seguro os castigaré en próximos números con retazos del Quijote. Como ignorar vocablos tan sugestivos, algunos caídos en desuso, como majagranzas – hombre necio, pesado y molesto -, endriago o vestiglo –dragones, monstruos fabulosos y fantásticos -, estricote –al retortero o a mal traer -. Y ¿qué me dicen de los títulos con los que se denominan los académicos de la Argamasilla? Monicongo, Paniaguado, Caprichoso, Burlador, Cachidiablo, Tiquitoc.
El total de profesiones que localizo y enumero en El Quijote son 347, algunas tan curiosas y extravagantes como cómitre, capochino, desuellacaras, cuatralbos de las galeras, filósofos mahométicos, ganapanes, jenízaros, asesor, sotaermitaño, tañedores de tamboril y flauta o zahorí de las historias. Estas solo son un aperitivo.
Junto a cada una de las profesiones que enumeraré, inserto el número de la página de dicha edición en la que aparece por primera vez - como es obvio asoman a las páginas más veces las distintas profesiones, si bien no tenía interés el hecho de averiguar cuántas veces aparecía cada una de las profesiones aquí recogidas -. Indicar como dato fundamental que algunas de las profesiones presentan serias dudas sobre si son o no son oficios o trabajos de la época, y os entiendo puesto que yo albergo las mismas dudas. Se puede entender que son actividades no lucrativas o en algunos casos incluso condiciones sociales, caso de los títulos nobiliarios, pero alguien me podría explicar ¿qué otro oficio tenía un marqués, un duque, un visorrey que no fuera el ser marqués, duque o visorrey?, y las prebendas que ello reportaba. Aquí se recogen como profesión o actividad, en su época más que lucrativa. Y por supuesto las relacionadas con el clero que son abundantes no sólo en el libro sino incluso en su tiempo, que constituía uno de los pilares fundamentales en cualquier organización territorial, geográfica o social de la época.
Las profesiones las divido en NUEVE grupos, para su mejor entendimiento y estudio, que son: Religiosos: aquí se incluyen no solo las cristianas, también las de otras confesiones- Militares en su acepción más amplia, ya que los Corsarios, por ejemplo, se incluyen en este grupo por ser el más afín de los nueve. Profesiones Agrícolas, ganaderas y pecuarias. Nobles. Intelectuales, diferenciándolos de los Artistas, que es otra de las divisiones que establezco. Cargos Públicos de las Administraciones de la época cervantina o de Felipe II. Trabajadores de oficios manuales u oficios más corrientes y por último el típico cajón de sastre, nunca mejor dicho, el apartado Varios. Algunos nombres aparecerán diferenciados en sus géneros masculinos, femeninos o en sus formas: singular o plural. Ello es así porque revisten determinadas diferencias que convienen destacar, caso de oficiales militares u oficial de imprenta como trabajador manual, o abad en singular y abades, en plural, como un colectivo propio. Es importante aclarar que he respetado escrupulosamente la gramática del libro, incluidas las tildes según lo concibió Cervantes y lo narró el traductor, y que los puristas de la lengua pueden entender como faltas ortográficas, que según la gramática del siglo XVII no lo eran. Entiéndase no obstante como recursos del autor de este trabajo.
(artículo publicado en la revista Collegium del Ilustre Colegio de Graduados Sociales de Jaén en el año 2005). El artículo es más amplio, por lo que irán apareciendo el resto de las partes en próximas entregas.

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